

Tallada en la memoria de un olivo centenario, esta pieza es testigo del tiempo. Sus vetas, como ríos de savia petrificada, narran una historia de resistencia y transformación. La oquedad central sugiere tránsito, un umbral entre lo que fue y lo que renace, un vacío que sugiere ausencia, pero también tránsito, una puerta abierta hacia nuevas formas de existencia.